LAUTRÉAMONT
CRÓNICA DEL PASADO
EL NACIMIENTO
Isidoro Lucien
Ducasse nació el 4 de Abril de 1846 a las 9 de la mañana en Montevideo,
mientras la ciudad estaba sitiada por las tropas de Rosas. Sitio que se
extendería desde 1843 hasta 1851. Vivió en Montevideo hasta los 14 años. Dos
montevideanos, Gervasio y Álvaro Guillot Muñoz dan en el año 1924 el paso más
decisivo en la búsqueda biográfica del Conde de Lautréamont al descubrir en los
archivos de la Catedral de Montevideo el acta de bautismo. (...)”En una pieza
húmeda, desprovista de imágenes santas, encontramos en los archivos de esta
parroquia el libro de registros de bautismos. 1847: el legajo de escritura
uniforme –caligrafía corriente a mediados del siglo XIX– contiene el texto
completo de la partida de nacimiento de Isidoro Ducasse.
Afuera, el aire
puro agitaba suavemente las ramas desnudas de los plátanos de la plaza que,
calle por medio, continuaba el atrio. Por encima de las fachadas de un
cosmopolitismo incoloro, la cúpula de la Catedral, revestida de azulejos,
espejeaba al sol. “La encantadora ciudad uruguaya, que conservaba aún en 1860
todo su carácter español y colonial”, se agita hoy bajo la influencia “yankee”,
que le administra en dosis masivas su arquitectura seudo-racional.
Después de haber sacado copia del documento nos fue fácil
obtener en la legación de Francia, gracias a la buena voluntad del Sr.
Ministro, algunas informaciones concernientes al nacimiento del Conde de
Lautréamont. No queda duda alguna sobre el lugar en que nació. “Nació sobre las
riberas americanas en la desembocadura del Plata”. El final del primer Canto de
Maldoror no es una fantasía de Isidoro.”(...)
(...)”nació en las costas americanas, en la desembocadura
del Plata, allí donde dos pueblos, antaño rivales, se esfuerzan actualmente en
superarse por medio del progreso material y moral. Buenos Aires, la reina del
sur, y Montevideo, la coqueta, se tienden una mano amiga a través de las aguas
plateadas del gran estuario. Pero la guerra eterna ha situado su imperio
destructor sobre los campos y cosecha numerosas victimas.”(...)
El 15 de noviembre de 1847 fue bautizado Isidoro Luciano.
Hijo legítimo de Francisco Ducasse, Canciller Delegado del Consulado General de
Francia en Montevideo nacido en Bazet y de Celestina Jaquette Davezac nacida en
Sarguinet, quien se supone, murió cuando Isidoro tenía un año y ocho
meses.
No pasaría a la historia por su nombre sino por su
seudónimo el cual se dice que tomó de la novela histórica Latréaumont del
escritor francés Eugène Sue, cuyo personaje principal es empujado a la
revolución y la blasfemia por su arrogancia sobrehumana. Sin embargo, otras
fuentes aseguran que Lautréamont (l’autre á Mont) significa ‘el otro en
Mont(evideo)’.
“El Conde de Lautréamont vivió en Montevideo en la calle
Camacuá, frente a la Brecha, la esquina en que hoy se encuentra el Club Banco
República. Algunos investigadores suponen que también fue dueño de un inmueble
de la calle Bacacay, pero no es un dato confirmado.
Enviado por su padre a Francia a los 14 años, estudió en
la Escuela Politécnica de París, donde escribió largos cantos en prosa, de los
cuales el primero se publicó en 1868. Posteriormente se añadieron cinco
fragmentos y se volvió a publicar en 1890 con el título de Los cantos de
Maldoror. Maldoror (hermafrodita) es una figura demoníaca suprema que aborrece
a Dios y a la humanidad, y que se muestra bajo todos los modos del horror y la
corrupción. Con un lenguaje impactante y enfebrecido, describe episodios de
pesadilla con sepultureros, pederastas, vampiros y criaturas misteriosas encontradas
en la playa. La obra contiene una profusión asombrosa de imágenes delirantes,
blasfemas, eróticas, grandiosas y horrendas, pero su estilo y lenguaje la
convierten en un ejemplo sobresaliente del modo alucinatorio y apocalíptico de
escritura que más adelante utilizarían los surrealistas.
La primera
edición de los Cantos quedó terminada
(1868) pero nunca llegó a salir de la imprenta, pues el editor, Albert Lacroix,
no se atrevió a ponerla en circulación.
El poeta mismo
en una de las cartas que envió a su editor había dicho: “He hecho publicar una
obra de poesías en lo de Lacroix. Pero una vez que fue impresa, él se rehusó a
hacerla aparecer porque la vida estaba allí pintada bajo colores muy amargos y
él temía al Procurador General”. Lacroix era víctima constante de las
persecuciones del Imperio y suspendió la venta a causa de las violencias del
estilo que hacían peligrosa la publicación.
Bajo la permanente insistencia del editor, Lautréamont
hizo algunas modificaciones en el primero de los Cantos parece ser que
posteriormente también en los demás;*** pero en 1870 estalló la guerra (Franco
Prusiana) y el autor murió bruscamente habiendo ejecutado sólo una parte de las
revisiones que había consentido hacer. La edición preparada por el mismo
Lautréamont quedó enterrada en los sótanos de un librero belga quien
tímidamente, cuatro años después, es decir en 1874, hizo encuadernar algunos
ejemplares con un título y unas indicaciones anónimas. Sólo algunos hombres de
letras conocieron esos primeros ejemplares. Posteriormente L. Genonceaux
editor, en 1890 decidió hacer una primera edición de los cantos. Estos están
divididos es VI cantos.
Hasta la
reivindicación surrealista de Lautréamont, su obra había pasado inadvertida, o
bien fue denostada con pasión; en 1890 León Bloy (historiador) quien puede
considerarse como el “descubridor” de los Cantos,
ponía en guardia contra la “intromisión en Francia de un libro monstruoso...
obra sin analogía y probablemente llamada a tener resonancia”. Desde entonces
el nombre de Lautréamont, del que se desconoce casi todo, se ha visto asociado
al espanto, el terror, la locura y lo “siniestro”.
“No se trata de
una obra literaria” –escribió Rubén Darío en Los Raros,– sino del grito, del
aullido de un ser sublime martirizado por Satanás.”
***
Para ubicarlo en la historia, recordemos que nació justo en el momento que Edgar Allan Poe, disfrutaba del reconocimiento que el público le daba a su poema “El cuervo”.((tres años antes de la muerte de Poe acaecida el 7 de Octubre de 1849)). Charles Baudelaire moría en París el 31 de Agosto de 1867, tres años antes de la muerte de Lautréamont. Dentro el mismo período ubicamos a Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870). Encontramos también a Víctor Hugo (1802-1885). La marcada tendencia del Romanticismo hacia el “oscurantismo” con sus notorias diferencias entre los distintos autores, siempre conservando el sentido decadente de un romanticismo que fuera visto luminoso al principio y que se derrumbara sobre sus cenizas como una torre de papel, llevó a los últimos románticos a ver la vida con un velo de desesperanza que volcaron en sus escritos. También en 1868 se inventaba la máquina de escribir y mientras Brahms estrenaba su réquiem alemán, moría asesinado en las calles de Montevideo Venancio Flores entonces presidente de la República. En 1870 Lautréamont moría en París, y en Montevideo se inauguraba la enigmática fuente de la Plaza Matriz, réplica exacta de una fuente medieval italiana a instancias de Francisco Piria.
Para ubicarlo en la historia, recordemos que nació justo en el momento que Edgar Allan Poe, disfrutaba del reconocimiento que el público le daba a su poema “El cuervo”.((tres años antes de la muerte de Poe acaecida el 7 de Octubre de 1849)). Charles Baudelaire moría en París el 31 de Agosto de 1867, tres años antes de la muerte de Lautréamont. Dentro el mismo período ubicamos a Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870). Encontramos también a Víctor Hugo (1802-1885). La marcada tendencia del Romanticismo hacia el “oscurantismo” con sus notorias diferencias entre los distintos autores, siempre conservando el sentido decadente de un romanticismo que fuera visto luminoso al principio y que se derrumbara sobre sus cenizas como una torre de papel, llevó a los últimos románticos a ver la vida con un velo de desesperanza que volcaron en sus escritos. También en 1868 se inventaba la máquina de escribir y mientras Brahms estrenaba su réquiem alemán, moría asesinado en las calles de Montevideo Venancio Flores entonces presidente de la República. En 1870 Lautréamont moría en París, y en Montevideo se inauguraba la enigmática fuente de la Plaza Matriz, réplica exacta de una fuente medieval italiana a instancias de Francisco Piria.
Los cantos de
Maldoror, epopeya en prosa de Isidore Ducasse publicada en 1868 con la firma de
conde de Lautréamont. Obra entre las más atípicas y sorprendentes de la
literatura, fueron compuestos entre 1868 y 1869, cuando el autor tenía 22 años.
La influencia de estas páginas irá creciendo a lo largo del siglo XX,
particularmente con el impulso de André Bretón, que las consideró como
“expresión de una revelación total que parece exceder las posibilidades
humanas”.
Corriente
impetuosa de intuiciones geniales y de ideas provocadoras, Los cantos de
Maldoror trastocan todas las reglas de la escritura poética y barren las
certezas más antiguas. Con ellos, Lautréamont libra un combate general contra
la moral y la religión, rehusando, por ejemplo, la idea del pecado original;
contra las normas estéticas de su época, aceptando las visiones más negras del
alma, y contra la estupidez humana con un humor feroz que lleva constantemente
al lector a cuestionarse. Sin duda, la novedad más importante en Los cantos de
Maldoror es el uso de citas y frases de otros autores, como Pascal o
Vauvenargues, casi siempre alejadas de su sentido original. Esta idea inédita y
original, a la que los Cantos deben gran parte de su modernidad, los presenta
como un inmenso collage que se anticipa a la idea de una escritura sin autor
que obsesionará al siglo XX y a la técnica pictórica que los surrealistas
practicaron en tantas ocasiones.
Es un texto
fundamental para vincular la estética de los poetas simbolistas con André
Breton y el surrealismo. Constituye una pieza clave para entender la literatura
contemporánea y su búsqueda de aquellos aspectos que la convención y la
complacencia niegan como indeseables.
El surrealismo
es definido como "automatismo psíquico puro" que intenta expresar
"el funcionamiento real del pensamiento". La importancia del mundo
del inconsciente y el poder revelador y transformador de los sueños conectan al
surrealismo con los principios del psicoanálisis.
Surrealismo
(arte), movimiento artístico y literario fundado por el poeta y crítico francés
André Breton.. (1896-1966)
En 1921 publicó
su primera obra surrealista, Los campos magnéticos, en la que exploró las
posibilidades de la hipnosis. Al año siguiente rompió con Tristan Tzara, el
fundador del dadaísmo y estableció la estética del surrealismo en el primer
Manifiesto surrealista de 1924 en París y se convirtió, acto seguido, en el
líder del grupo. El surrealismo surgió del movimiento llamado Dadá, que
reflejaba tanto en arte como en literatura la protesta nihilista contra todos
los aspectos de la cultura occidental. Como el dadaísmo, el surrealismo
enfatizaba el papel del inconsciente en la actividad creadora, pero lo
utilizaba de una manera mucha más ordenada y seria.
En pintura y
escultura, el surrealismo es una de las principales tendencias del siglo XX.
Reivindica, como sus antecesores en las artes plásticas, a pintores como:
Giorgio de Chirico, Marc Chagall, Paul Klee Marcel Duchamp y Francis Picabia,
así como del español Pablo Picasso, aunque ninguno de ellos formó parte del
grupo. A partir del año 1924 el alemán Max Ernst, el francés Jean Arp así como
el pintor y fotógrafo estadounidense Man Ray se incluyen entre sus miembros. Se
unieron por un corto periodo de tiempo el francés André Masson y el español
Joan Miró. Ambos pintores fueron miembros del grupo surrealista pero, demasiado
individualistas para someterse a los dictados de André Breton, se desligaron
del mismo en 1925. Más tarde, se incorporó René Magritte y Salvador Dalí.
LA MUERTE
Los Cantos
fueron poco conocidos durante el periodo simbolista de finales del siglo XIX,
aun cuando su máximo representante, Remy de Gourmont, llamó la atención sobre
su existencia. Según los críticos surrealistas, Lautréamont es el mayor poeta
francés, ((Yo diría uruguayo-Frances)) más importante incluso que Arthur
Rimbaud, la figura más reverenciada por la escuela simbolista. Es autor también
de Poesías (1870), series de versos paradójicos sobre la poesía. De su vida en
París se conoce muy poco y su muerte sigue siendo un misterio, aunque corrió el
rumor de que había sido asesinado por orden de Napoleón III.
Lautréamont
nació en el conflicto de un sitio a Montevideo por Rosas y murió también en un
conflicto bélico entre Alemania y Francia.
Isidore moría a
los 24 años, un 24 de noviembre de 1870 a las 8 de la mañana, en su domicilio
de la Rue du Faubourg Montmartre Nº 7.* (a 4 meses de haber comenzado la guerra
Franco-Prusiana y mientras París sufría el sitio y los bombardeos de los
alemanes.) La guerra se desarrolló desde julio de 1870 hasta mayo de 1871, en
el que Francia fue derrotada por los estados alemanes liderados por Prusia.
Lautréamont
murió sin prácticamente haber dejado rastros de su vida: no se conoce el lugar
en el que fue enterrado, no se han encontrado los originales de su obra y
durante más de 100 años su rostro fue un enigma (recién en 1977, Jacques
Lafrére encontraría una fotografía suya en casa de los descendientes de Georges
Dazet, un viejo compañero de estudios del poeta).
Según informes,
Lautréamont murió de una enfermedad infecciosa, algunos sospechan de
escarlatina, otros tuberculosis. Si tomamos en cuenta lo que escribe en el
Canto I de Maldoror nos inclinamos por la última sospecha (...)«Aquí yace un
adolescente que murió tuberculoso: ya sabéis por qué. No recéis por él.»
(Maldoror, Canto I). Aunque la experiencia dicta que nunca debemos aceptar como
verdad las palabras de un escritor de leyendas fantásticas.
“Sé que mi aniquilamiento será completo” (Maldoror, Canto I, estrofa 10)
EL PADRE
Su padre,
Francois Ducasse fue gran admirador de las ideas Napoleónicas, demás está decir
que tal vez esas mismas ideas hayan sido las que terminaron con la vida de su
hijo. Misteriosamente “Francois Ducasse
fue a Francia tres años después de la muerte de Isidoro, en 1873, según sus
pasaportes. Con el significado de un auto de fe debe haber hecho desaparecer
todo cuanto encontró de su hijo en París:
“Sé que mi aniquilamiento será completo”
(Maldoror, Canto I, estrofa 10)
En busca de Francoise Ducasse
El padre de Isidoro era
Canciller Delegado del Consulado General de Francia en Montevideo.
Algunas referencias dicen que murió en la indigencia, pensamos que no fue así,
porque el alquiler del piso del Hotel “las Pirámides” debió ser entonces muy
elevado ya que era un hotel cinco estrellas para la época con una gran fachada
que abarca aún hoy toda la esquina de la calle Sarandi e Ituzaingó, al costado
de la Catedral de Montevideo. Dicho Hotel fue el lugar obligado de la sociedad
de fines de 1800 y el lugar donde vivió el padre de Isidoro, Francois Ducasse,
hasta su muerte en 1889. Encontré datos del acta de fallecimiento de Francoise
Ducasse en la sección necrológica de la Intendencia Municipal de Montevideo en
donde dice:
Noviembre de 1889
Nº 1er.Cº pesos cents. Fecha Nombre Patria
edad estado color
profesión
112/95/ 713 4 “ 1889
Francisco Ducasse francés 80 años viudo B ---------
fallecimiento enfermedad
Médico Calle distrito
ayer 41/2
p.m. lesión cardiaca Romeu
Hotel de las Pirámides. Bº
En el archivo municipal vi algunas fotografías de
construcciones del 1800. En una de las imágenes se ve el Hotel de las Pirámides
con gente en la puerta de entrada (año 1927). En otra se ve la Catedral de
Montevideo con el Hotel acompañándola y este es un dato importante, porque en
ese año (1868) el Hotel se estaba construyendo. Se supone que cuando moría
Lautréamont, su padre vivía aún en la calle Camacúa 544. Luego se trasladaría
al hotel donde muere como pudimos comprobar el 19 noviembre de 1889 en dicho
Hotel.
Luego de encontrar el acta de fallecimiento, tuve que
esperar un año para pedir la partida de defunción puesto que el archivo
necrológico estaba mudándose e informatizándose toda el área. El lunes 23 de
Julio del año 2007 regresé al registro de archivos y pedí la partida. Sabía que
existía porque un año atrás había visto el acta de fallecimiento. No me costó
mucho encontrarlo. En la tercera sección de Montevideo el 19 de noviembre de
1889 era la única acta que había. Reconozco que por más que traté de disimular,
me temblaban las manos cuando me la entregaron.
Hace 25 años,
Ramón Gómez de la Serna inventó la más bella y exacta imagen del Conde
Lautréamont. A él debemos también el juicio más atinado sobre la presunta
locura de Isidoro. “Lautréamont –dice– es el único hombre que ha sobrepasado la
locura. Todos nosotros no estamos locos, pero podemos estarlo. Él, con este
libro se sustrajo a esa posibilidad, la rebasó”.
PORQUE LAUTRÉAMONT ES
TOMADO COMO REFERENTE DEL MOVIMIENTO SURREALISTA:
“Bello como la ley del desarrollo del pecho en los adultos cuya
propensión al crecimiento no está en relación con la cantidad de moléculas que
su organismo asimila”.(14) Cita de un pasaje de los Cantos por André Breton
en su Manifeste du surrealisme 1923
Los escritores de
1914/20 lo tomaron como estandarte, surgiendo posteriormente el movimiento
surrealista. Su inclinación por las matemáticas y el cuadrado, llevó adelante
los sueños de cubistas, dadaístas y surrealistas.*cubismo
Vemos algunos
otros ejemplos de visiones que lo llevaron a ocupar el lugar de un precursor
del surrealismo hasta nuestros días.
(...)Hay
horas en la vida en que el hombre de la cabellera piojosa lanza, con los ojos
fijos, miradas salvajes sobre las membranas verdes del espacio, pues le parece
oír ante silos irónicos abucheos de un fantasma.
(...)Pero el
fantasma amarillo no le pierde de vista y lo persigue con la misma velocidad.
Algunas veces, en una noche de tormenta, mientras legiones de pulpos alados,
que desde lejos se parecen a cuervos, planean por encima de las nubes,
dirigiéndose con inflexible remada hacia las ciudades de los hombres, con la
misión de advertirles que cambien de conducta, el guijarro de mirada sombría
ve pasar, uno tras otro, dos seres entre el resplandor del relámpago, y,
enjugando una furtiva lágrima de compasión que se desliza de su párpado helado,
exclama: «Ciertamente, lo merece, es de justicia». Después de haber dicho esto,
recobra su actitud feroz, y continúa mirando, con un temblor nervioso, la caza
del hombre, y los grandes labios de la vagina sombría, de donde se desprenden
sin cesar, como un río, inmensos espermatozoides tenebrosos que toman su
ímpetu en el éter lúgubre, escondiendo, con el vasto despliegue de sus alas de
murciélago, la naturaleza entera, y las legiones solitarias de pulpos que se
han vuelto taciturnos ante el aspecto de esas fulguraciones sordas e
inexpresables. Pero durante ese tiempo el steeple-chase continúa entre los dos
infatigables corredores, y el fantasma arroja por su boca torrentes de fuego
sobre la espalda calcinada del antílope humano.
(...)La
excavación se evapora, gota de éter, la luz aparece con su cortejo de rayos,
como una bandada de chorlitos que cae sobre el espliego, y el hombre se
encuentra frente a sí mismo con los turbios ojos abiertos.(...) (Maldoror,
Canto II)
Es notable también como los poetas llamados
“decadentistas” logran aunar sus esfuerzos. El aburrimiento y la soledad juega
un papel importante en sus vidas. El tedio, ese gran compañero de horas eternas
logra sacar imágenes tan frívolas como depravadas. El 2 de junio de 1740 100
años antes que Lautréamont, nacía en París Donatien Alphonse Francois marqués y
más tarde conde de Sade. La referencia que traemos hoy es porque algunos
investigadores han dicho que:”Solo Lautrémont está en disposición de aguntarle
la mirada” (15).
Existe un flujo de ideas entre estos dos autores que en un punto es imposible de separar. Citando la misma referencia de Julio Monteverde (Grupo Surrealista de Madrid) vemos que en el testamento de Sade, publicado en Le Livre, de Jules Janin (París 1870), año en que coincidentemente muere Lautréamont, se encuentra una idea latente en éste último autor que ya habíamos mencionado anteriormente: “Sé que mi aniquilamiento será completo” (Maldoror, Canto I, estrofa 10)
Veamos lo que
dice parte del testamento de Sade: (...) “una vez cubierta la fosa, se
sembrarán bellotas encima de ella para que después, una vez relleno de nuevo el
terreno de dicha fosa y estando el matorral tan frondoso como antes, las
huellas de mi tumba desaparezcan de la superficie de la tierra, igual que me
complazco en pensar que mi memoria también ha de borrarse de la mente de los
hombres”
En
Charenton-Saint-Maurice, en plena posesión de mis facultades físicas y
mentales, el 30 de enero de 1806
Firmado,
D.A.F.Sade.
Tres años más
tarde el 9 de junio de 1809, Sade moría asesinado en España, a manos de unos
guerrilleros.
Estamos de
acuerdo en que solo Lautréamont puede aguantarle la mirada a Sade sobre todo
teniendo en cuenta algunas imágenes que encontramos en ambos autores:
Sade en: “Las
120 jornadas de Sodoma” se dirige al lector pidiendo que endurezca su corazón
porque va a exponer seiscientas perversiones sexuales, todas verdaderas.
Lautréamont en
“Maldoror” previene al lector que se prepare a la lectura porque lo va a llevar
por caminos que solo el más valiente puede resistir.
No vamos a
detallar las perversiones de Sade en este estudio, pero si veremos una referencia
de Lautréamont que es el autor que nos convoca:
(...)”Hay que
dejarse crecer las uñas durante quince días. ¡ Oh, qué dulzura entonces
arrancar brutalmente de su lecho a un niño que aún no tiene nada sobre su
labio superior, y, con los ojos muy abiertos, hacer el simulacro de pasar
suavemente la mano por la frente, inclinando hacia atrás sus hermosos cabellos!
Después, súbitamente, en el momento en que menos lo espera, hundir las largas
uñas en su tierno pecho, de manera que no muera, pues si muriera no podríamos
contar más tarde con el aspecto de sus miserias. A continuación se le bebe la
sangre lamiendo las heridas, y durante ese tiempo, que debería durar tanto como
la eternidad, el niño llora. Nada hay tan bueno como su sangre, extraída como acabo
de decir, y aún muy caliente, a no ser sus lágrimas, amargas como la sal”. Maldoror
(Canto I)
Este quizás sea el momento más sublime en donde vemos a
los dos hombres aguantando la mirada, frente a frente. Son la gota de esperma y
la gota de sangre.
(...)”Mira
los surcos que se han trazado un lecho en mis descoloridas mejillas: son la
gota de esperma y la gota de sangre que se filtran lentamente a lo largo de mis
secas arrugas. Llegadas al labio superior, hacen un esfuerzo inmenso y penetran
en el santuario de mi boca, atraídas como por un imán, por las fauces
irresistibles. Me ahogan esas dos gotas implacables. Yo, hasta ahora, me había
creído el Todopoderoso, pero no, tengo que bajar la cabeza ante el
remordimiento que me grita: ¡Sólo eres un miserable! ¡No des esos saltos!
¡Cállate, cállate... si alguien te oyera! Te volveré a colocar entre mis otros
cabellos, pero deja primero que el sol se duerma en el horizonte, a fin de que
la noche encubra tus pasos...” Maldoror (Canto III)
Después de Los Cantos de Maldoror
(esta obra, no obstante su división aparente en 59 poemas en prosa, forma un
todo homogéneo) Ducasse escribió el prefacio de las Poesías en el cual ordena
“quemar sobre una pala enrojecida al fuego, con un poco de azúcar rubia, el
pato de la duda de labios de vermut, que, derramando en una lucha melancólica
entre el bien y el mal, lágrimas que no vienen del corazón, sin máquina
neumática hace, en todos lados, el vacío universal”.
Este prefacio, que tiene el valor
de un manifiesto, es una reacción contra Los Cantos de Maldoror: “Reemplazo la
melancolía por el coraje, la duda por la certidumbre, la desesperación por la
esperanza, la maldad por el bien, las quejas por el deber, el escepticismo por
la fe, los sofismas por la frialdad de la calma y el orgullo por la modestia”,
escribe encabezando el prefacio, y Philippe Soupault observa con gran exactitud
en la nota que pone como introducción a las Poesías: “Algunos verán ahí un arte
poética; no es sino una contradicción y una prueba por el absurdo. El poder
omnímodo de la poesía estalla en Los Cantos de Maldoror. En el prefacio los
cantos de Maldoror quedan reducido a nada”.
NOTAS A LA EDICIÓN:
Agradezco al Arzobispado de
Montevideo y personalmente a Mónica ...y María Teresa Echeverría, por la colaboración
prestada para la localización y posterior fotocopia de la partida de bautismo
de Isidoro Luciano Ducasse.
Bibliografía:
(1) Alvaro y Gervasio Guillot-Muñóz.
(2) Maldoror – Canto I.
(3) Enrique Pichon-Rivière:
Vida e imagen del Conde de Lautréamont
(4) Cita de un pasaje de los Cantos por André Breton en su Manifeste du surrealisme 1923.
(5) Introducción de Julio Moneverde en Guillerme Apollinaire “El marqués de Sade” Editorial Pepitas de calabaza – España 2006.
(6) Isidore Ducasse –Poésies- París Journaux Politiques et Litteraires –Librairie- Gabrie Passage Verdeau 25 –1870.
Mónica Marchesky