domingo, 18 de diciembre de 2011

RENÉ MAGRITE  (1898-1967)
Intentando lo imposible (1928)

Nació el 21 de noviembre de 1898 en la región sur de Bélgica. Zona amortiguadora entre Francia y Alemania.
Hombre de apariencia tranquila y carácter tímido, pasó su infancia y adolescencia en Charleroi, ciudad industrial. Tras la guerra se contó entre quienes propagaron en Bélgica el espíritu Dadá (también dirigirá junto con el poeta y autor de “collages” E.L.T. Mesens, (“Esophage”, luego “Marie”, dos revistas en las que colaborarían Arp, Picabia, Schwitters, Tzara y Man Ray).
De su infancia se rescata un recuerdo que fue pronunciado en una conferencia en 1938:
“Cuando era niño, me gustaba mucho jugar con una niña pequeña en un viejo cementerio abandonado de una pequeña ciudad de provincia. Visitábamos las criptas, a las que entrábamos levantando unas pesadas puertas de hierro y salíamos de nuevo a la luz en un punto donde un pintor venido de la capital pintaba en una de las avenidas del cementerio, sitio muy pintoresco, con sus columnas de piedra rotas dispersas por entre las hojas caídas.  El arte de pintar me parecía entonces algo vagamente mágico y el pintor un ser dotado de poderes superiores. Desgraciadamente después tuve que aprender que la pintura tenía muy poco que ver con la vida inmediata y que toda tentativa de liberación siempre había sido escarnecida por el público: el Angelus de Millet produjo un escándalo en su época; se acusó al pintor de insultar a los campesinos por representarlos de esa manera. Quiso destruirse la Olympia de Manet y los críticos reprocharon a este pintor el mostrar a las mujeres fragmentadas en trozos porque de una mujer colocada detrás de una barra sólo mostraba el busto, quedando oculto el resto. En vida de Couret, se daba por hecho que era un hombre de pésimo gusto, puesto que no tenía empacho en exhibir su falta de talento. Asimismo vi que existían infinitos ejemplos de este tipo y que se extendía a todos los dominios del pensamiento. En cuanto a los artistas, la mayoría de ellos renunciaba fácilmente a su libertad y ponía su arte al servicio de cualquier cosa o cualquier persona. Sus preocupaciones y sus ambiciones son, por lo general, las mismas que las de cualquier advenedizo. Así, pues, fui ganando una desconfianza absoluta hacia el arte y los artistas, sea que estuviesen consagrados o que aspirasen a estarlo y consideré que no tenía nada en común con esa institución. Yo tenía mi propio punto de apoyo: la magia del arte que conocí en mi infancia.”
Angelus de Millet.     


viernes, 9 de diciembre de 2011

ENTONCES SE DIO LA LUZ.




Mis manos de lodo y mis ojos gritaron al unísono y dando grandes zancadas, mudé mi piel.

Mónica Marchesky

NAPOLEÓN Y LAS VIOLETAS




Cuando Napoleón regresó a la tumba de Josefina, las violetas, estaban marchitas.
Mónica Marchesky

30 DE OCTUBRE




Me miraste y surgieron todas las preguntas del universo.
-No tengo respuesta para eso –te dije.
Y cerré tus ojos.

Mónica Marchesky

domingo, 4 de diciembre de 2011

EL HOMBRE QUE LE TEMÍA A LOS ESPEJOS




Era una noche de tormenta cuando Amarillo vio por primera vez el rostro del guerrero en el espejo. Quiso estrangular los peces, aquello era el fin. Los invasores fueron tomando posesión uno a uno frente a sus ojos sin vida.
Mónica Marchesky

EL HOMBRE JUSTO



Estaba muy aburrido, la rutina lo desesperaba. Pensaba que era uno de los treinta y seis hombres justos que tenían el poder de equilibrar la armonía en el universo. En un arrebato de inspiración, se quitó la vida. Y contrariamente a lo que él pensó, nada ocurrió en la tierra, pero el universo comenzó a expandirse obedeciendo a una fórmula matemática, creando estructuras fractales que multiplicaron mil planetas tierra donde los hombres morían y nacían cada día.
Mónica Marchesky